Gracias a nuestros valiosos consejos, la siembra será todo un éxito desde el principio. Siembra pronto y disfruta de un crecimiento sano y vigoroso.
A mediados o finales de febrero, ya puedes empezar a cultivar algunas hortalizas, como pimientos, guindillas y berenjenas. Esto se debe a que presentan un largo periodo de germinación. Para sembrar tomates, calabacines o flores, por ejemplo, tienes que esperar hasta mediados o finales de marzo.
El uso de sustrato para plántulas aumenta la probabilidad de que las semillas germinen bien y las plantas se desarrollen correctamente. La tierra no debe contener residuos de otras plantas, microorganismos ni esporas de hongos.
Para el cultivo, las bandejas estrechas y las cajas de cultivo son las más adecuadas. De este modo, las semillas tendrán espacio suficiente.
Para no detener el proceso de germinación, no hay que dejar que las semillas se sequen en el suelo. Riega las semillas con un chorro suave de agua para que no salgan a la superficie. Para mantener la tierra húmeda, puedes colocar un invernadero de interior sobre tu bandeja de cultivo.
La luz y el calor son muy importantes para que las semillas crezcan. Por lo tanto, evita un lugar directamente encima de la calefacción y, si es necesario, utiliza lámparas de cultivo si tienes poca luz en casa.
Al cabo de unas 4 semanas, cuando las plántulas hayan crecido, es el momento de transplantarlas. En esta fase, las plántulas necesitan tierra vegetal rica en nutrientes.
Para preparar las plántulas para el campo abierto, hay que aclimatarlas lentamente a las condiciones de exterior. A partir de mediados o finales de abril, se pueden sacar al exterior durante el día en los días cálidos. Busca un lugar con sombra y protegido para ello.